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Agustín Villanueva

ETICA, VALORES Y JOVENES

ÉTICA, VALORES Y JOVENES

 

    Hace unos días el Información daba un titular: “detenidos varios jóvenes en Alicante por drogar a tres chicas para acostarse con ellas”, y en Pozuelo se arma el lio “padre”. En seguida se habla de que había que bajar la edad penal de los jóvenes de 11 a 14 años, de considerar la opción de que los menores con 17 a 18 años que cometan delitos se les aplique el Código Penal de mayores, etc. Pero difícilmente he oído decir que el mal de nuestra sociedad radica en un desastroso sistema educativo y la falta de valores. Los jóvenes no tienen culpa, en general, de nada; es lo que le hemos enseñado, es lo que han visto de muy pequeños, es no darnos cuenta que la crisis actual vine de lejos. Los “valores”, como explica Haberlas, no están suspendidos en el aire, sino que adquieren un carácter circulante únicamente en los órdenes y prácticas normativas de determinadas formas culturales de visa.

    Donde se niega a Dios, a la familia, a la Ética, no se edifica la libertad sino que se priva de su fundamento y de esta manera se le distorsiona. Donde se rechazan por completo las tradiciones religiosas más puras y profundas, el hombre se separa de su verdad, vive en contra de ella y no consigue ser libre. Si no hay verdad acerca del hombre, el hombre no tiene tampoco libertad.

    El fiscal García Rull, de la Audiencia de Granada, sostiene que la familia tiene una labor fundamental para acabar con la violencia entre los más jóvenes, y que es desmoronamiento de esta institución en nuestra sociedad ha provocado, entre otras causas, el incremento de los delitos en edades más tempranas. En Granada, por ejemplo, tres de cada cuatro familias de las que pedían ayuda para ocuparse de sus hijos eran desestructuradas. En los colegios hay acoso escolar, y es una práctica continuada que no sólo afecta a la víctima sino también al acosador en cuestión.

    En la Audiencia de Alicante Vicente Magro, presentó un importante informe  sobre la valoración de la implantación del Programa Prevención de la Violencia Juvenil. En el informe se manifiesta que es necesario “abrir las puertas” a los institutos y centros educativos para educar a los menores escolares en los valores de la Ley y el conocimiento de la Administración de Justicia. Más de 20 colegios se han beneficiado de este programa desde que se puso en marcha la actividad y cerca de la mitad de los mismos han formalizado la Jornada de Puertas Abiertas. La situación de los menores desprotegidos es compleja porque su competencia social se sitúa en niveles muy por debajo de otros jóvenes que consiguen sus metas de un modo más adoptivo y funcional.

    Existen fuerte vínculos entre ética de la vida y ética social; la Iglesia propone con fuerza esta relación entre ética de la vida y ética social, consciente de que no puede tener bases sólidas una sociedad que – mientras afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz- se contradice radicalmente aceptando y tolerando las más variadas formas de menosprecio y violación de la vida humana, sobre todo si es débil y marginada. No puede tener, como se indica en la última Encíclica, bases sólidas una sociedad que mientras afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz, se contradice radicalmente aceptando las más variadas formas de violación de la vida humana. El hombre esta alienado cuando vive solo o se aleja de la realidad, cuando renuncia a pensar y creer en un Fundamento. Toda la humanidad está alienada cuando se entrega a proyectos exclusivamente humanos, a ideologías y utopías falsas.

         La sociedad civil debe volver a creer que sólo con estilos de vida inspirados en la sobriedad, en la solidaridad y en la responsabilidad, es posible construir una sociedad más justa, más verdadera y un futuro mejor para todos. Debemos prestar atención a los sujetos más débiles de nuestra población y no considerarlos como un peso sino como un recurso que valorar. Se hace necesario volcarse con los jóvenes, enseñarles a no banalizar el valor de la propia vida para que no se refugien en la transgresión,  en la droga y en el alcohol, que como estamos viendo se esta convirtiendo en un tito habitual del fin de semana. No consintamos que la  juventud se convierta, por nuestra culpa, en mercancía.

 

                                                Agustin Villanueva

 

                                                Profesor Honorífico de Economía Aplicada de la UMH

                                                            2011 / 11/ 28

 

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