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Agustín Villanueva

Los Jovenes aplauden a Dios

                                       LOS JOVENES APLAUDEN A DIOS

 

        El Vicecristo en la tierra, el Papa Benedicto XVI, con sus muchos años ha conseguido alzar el telón y Dios ha sido recibido con fuertes abrazos. El relativismo agresivo ni el laicismo ha podido con miles de jóvenes que fueron a ser testigos del amor y la verdad de Cristo; junto con la prosperidad material en muchas de nuestras sociedades se está intentando extender el desierto espiritual, el vacío interior, el miedo indefendible, el intentar hacernos creer de que no hay verdad,  y todo debido a la plaga del relativismo. Pero lo que se encontró en Australia y en Madrid fue el descubrimiento de una generación de jóvenes, como una inmensa mayoría, que no eran aquellos que se nos quiere hacer ver: la juventud de la borrachera, de las drogas, etc. Eran un grupo de gente sociable, madura, que tenía fe, que aplaudían a Dios; unos jóvenes que se habían puesto en camino para proclamar la fe, testimoniando el amor y la verdad de Cristo, y contribuyendo a la misión de la Iglesia.

    Benedicto XVI manifestaba, ante los jóvenes, que veía ante sí una imagen vibrante de la Iglesia universal. La variedad de naciones y culturas (muchos españoles y alicantinos), que en Sydney y en Madrid se encontraban, demuestra que verdaderamente la Buena Nueva es para todos y cada uno; ella había llegado a los confines de la tierra, aun cuando muchos estaban aún en busca de una patria espiritual. Reconoced a la Iglesia como vuestra casa, nadie está obligado a quedarse fuera, puesto que desde el día del Pentecostés la Iglesia es una y universal. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias, por útiles que pudieran ser, es una búsqueda de lo verdadero, bueno y hermoso. Precisamente para lograr esto, como decía el Papa, hacemos nuestras opciones, ejercemos nuestra libertad y en esto, es decir, en la verdad, el bien y la belleza, encontramos felicidad y alegría. Por ello, no debemos dejar engañar por los que ven en los jóvenes simplemente consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad. Dios ofrece más, es más, ofrece todo; sólo él, que es la Verdad, puede ser la Vía y, por tanto, también la Vida.

    El Papa  ya pedía en Australia y en Madrid, a todos, y sobre todo a los miles de jóvenes que tenía delante de él, que en casa, en la escuela, en la universidad, en los lugares de trabajo y diversión, recordaremos que somos criaturas nuevas. Por tanto no debemos estar ante el Creador llenos de estupor, alegrándonos por sus obras, sino debemos tener presente que el fundamento seguro de la solidaridad humana está en el origen común de cada persona, el culmen del designio creativo de Dios para el mundo, Como cristianos estamos en este mundo sabiendo que Dios tiene un rostro humano, Jesucristo, el “camino” que colma todo anhelo humano y la “vida” de la que estamos llamados a dar testimonio, caminando siempre iluminados por su luz. Hoy algunos pretenden que a Dios se le debe “dejar en el banquillo”, y que la religión y la fe, aunque conveniente para los individuos, han de ser excluidas de la vida pública, o consideradas sólo para obtener limitados objetivos pragmáticos. Esta visión secularizada intenta explicar la vida humana y plasmar la sociedad con pocas o ninguna referencia al Creador. Se presenta como una fuerza neutral, imparcial y respetuosa de cada uno. En realidad, como toda ideología, el laicismo impone una visión global. Si Dios es irrelevante en la vida pública, la sociedad podrá plasmarse según una perspectiva carente de Dios, y el debate y la política sobre el bien común se harán más a la luz de las consecuencias que de los principios enraizados en la verdad. La experiencia nos enseña que el alejamiento del designio de Dios creador provoca un desorden que tiene repercusiones inevitables sobre el resto de la creación; cuando a Dios se le intenta ocultar, eclipsar, nuestra capacidad de reconocer el orden natural, la finalidad y el “bien”, empieza a disiparse. Por ello, el Papa, nos dice que lo que se ha promovido ostentosamente como ingeniosidad humana se ha manifestado bien pronto como locura, avidez y explotación egoísta; y así nos damos cuenta cada vez más de lo necesario que es la humildad ante la delicada complejidad del mundo de Dios.

    Estamos cansados,  decía Benedicto XVI, de la codicia, de la explotación y de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pesadumbre de falsas promesas. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde se compartan los dones, donde se construya la unidad, donde la libertad tenga su propio significado en la verdad, y donde la identidad se encuentre en una comunión respetuosa. Esa es la esperanza que ofrece el Evangelio de Jesucristo, y es el mensaje que debemos dar al mundo desde Sydney al acto en Madrid. El Papa ha hecho una petición a los jóvenes: haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro desafío y el amor que se entrega vuestra misión. La Iglesia esta viva y es joven. Es necesario ser profetas de una nueva sociedad, una nueva era en la que el amor no sea ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libera de la superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y envenenan las relaciones humanas. Dios no ha muerto y los jóvenes le aplauden.

 

                                                             Agustín Villanueva

                                                             Profesor Honorífico

                                                               a.villanueva@umh.es

                                                                     2011/11/28

8 comentarios

polapi1 -

LA VIDA ME HA DADO REGALOS MARAVILLOSOS Y ENTRE ELLOS A SIDO CONOCERTE AGUSTÍN UN ABRAZO Y FELIZ AÑO 2012 AUN CON LO QUE DIJERON MIS MAYAS, QUE MAS QUE BUENOS ASTRÓLOGOS ERAN AGENCIA DE VALUACIÓN DE RIESGO BANCARIO Y ES LO QUE NOS VIENE EN EL 2012 JAJAJAJAJ UN BESO PROFE LINDO
AMAPOLA

Fernando Lopez -

Querido Agustín:



Te felicito entusiásticamente por tu excelente artículo. Pone el dedo en la llaga del problema de la juventud actual señalando su causa real: la deriva valórica. Y, al tiempo, indicando por dónde debiera encararse la corrección del problema. El lenguaje es claro y directo, y las citas muy buenas y pertinentes.



Habría que “achacar” todo lo que se pueda con artículos como éste.



Como lo he leído y releído, me he permitido señalar en rojo algunos errores tipográficos, por si lo publicas.+



Un saludo cordial



Fernando López de Rego

Nuira Jurado -

Muchas gracias maestro:
muy buen artículo, y con su permiso voy a utilizar
su sabiduría para mi tesis doctoral, haciendo constar
su nombre como fuente bibliográfica. Un abrazo.

Nur
Para qué caminar, si podemos volar...

Irene Belmonte -

Muchas gracias.
Sobre algo parecido al contenido de tu artículo venía meditando en el coche mientras llegaba a nuestra querida Orihuela...
Un abrazo fuerte y espero que todo bien...
Irene

Joaquin Andreu -

Gracias por compartirlo, muy bueno; de momento todo lo que me has mandado lo comparto al 100%.



--
Joaquin Andréu

Juan J. Sanchez -

Amigo Agustín:

Igualmente te deseo lo mejor para tí y tu esposa, especialmente en estas fechas entrañables de Navidad.

Felicidad, libertad y, sobre todo, salud.

Un abrazo.

Juan José

Guillermo Dupuy -

Muy bonito artículo Agustín. Enhorabuena.
Un abrazo,

Guillermo

FRAN DANIEL MATEU -

Estimado Profesor.

No imagina lo gratificante que resulta acabar una jornada laboral y leer un artículo como éste último de Diciembre 2011.

La fatal arrogancia del laicismo pretende anular los valores cristianos o la figura de Dios, pero no tiene empacho en promover formas de planificación y decisión que nos dicen cómo actuar, cómo pensar, cómo producir o qué comprar.

Si los valores cristianos humanizan, los valores del socialismo nos convierten en idólatras del Estado. Un Estado supuestamente protector y benefactor en el que encontrar refugio, que pregona la mayor antítesis de nuestro tiempo: la libertad sin verdad. Los jóvenes hemos descubierto el caramelo envenenado del laicismo (profundamente ligado al estatalismo). Sus bondades no son tales, son cantos de sirena que ocultan su verdadero rostro: la intervención, la coacción, y el liberticidio.

Si los valores cristianos impregnaran las relaciones sociales, no haría falta un Estado arbitral que nos provea de instrucciones sobre cómo actuar, o en qué creer.

Desde el respeto y el cariño, reciba mis sentidas felicitaciones para estas fechas tan especiales que se avecinan. Feliz Navidad.