MENTIRAS, VERDADES Y FALACIAS POLITICAS
MENTIRAS, VERDADES Y FALACIAS POLITICAS
En un dialogo entre Kart Popper, Mario Vargas Llosa y Pedro Schwartz, sale el tema de la mentira ante una pregunta de Schawrtz a Popper, al decirle si Mario Vargas le hubiese preguntado antes de la campaña electoral si le aconsejaba mentir o no mentir, ¿qué le habría dicho? La respuesta de Popper fue inmediata: sólo los estúpidos mienten. Aparte de que por supuesto la mentira es inmoral, los que mienten creen que son más listos que los demás, que llevan por mentir la delantera a los demás. Y esa creencia en su superioridad es señal de estupidez. En la Sociedad Abierta, Popper menciona el incidente de la carta de Zinoviev: una campaña electoral británica fue ganada, en parte, por el apoyo de una carta del soviético Zinoviev al Partido Laborista. Y la carta resultó ser falsa. En ese caso, Popper dijo que probablemente habría sido necesario repetir las elecciones. Que se deberían hacer reformas institucionales para que se garantizase la limpieza de las campañas. Este año los que votan no van a parar de hacerlo.
Hoy si analizamos a una gran mayoría de nuestros políticos se podría escribir un magnifico manual (bueno, por lo menos sería muy útil para mis alumnos, tan buenos e inocentes ellos). Una cosa es cambiar de opinión y otra es la mentiras, realmente no hay comparación; entre el error voluntario y el engaño deliberado se despliegan numerosas variedades de híbridos en que ambos se mezclan según todas las dosificaciones posibles. Veamos algunos titulares en los medios de comunicación: “El reparto de inversiones según el PIB sólo favorecería a Cataluña, Andalucía y Baleares ; “ Que se vaya a la mierda la puta España”; “La tiniebla envuelve todavía el verdadero alcance de lo pactado, con el consiguiente quebranto del parlamentarismo “, “Quien nos ataca, ataca al Gobierno”; “No se puede tolerar el intento de humillación y de desprecio por el nuevo CGPJ”, Rajoy “cumple con lo prometido”.... Y los titulares de Bentham serían: “Destruidnos, y habreis destruido al Gobierno mismo”; “Convertidnos en objeto de desprecio, y habréis hecho despreciable al Gobierno”; “Alguien ha de pasar por infame”,.. Mi opinión de la actual situación de nuestro país, es como la secuencia en un restaurante en la que un comensal pide de comida un pato salvaje, pero el camarero queriendo no decirle que no había, le dice que pato salvaje no tiene, pero si quiere le puede cabrear una gallina.
Un amigo, profesor él, recientemente me decía que la verdad no es posible en política y que en el caso de Zapatero y Rajoy, lo curioso es que sus verdades se parecen mucho al talante angelical y transparente que han escogido representar, con el fin de realizar, como todo el mundo, sus verdaderas intenciones. Magnifico caro amico, te ha quedado de miedo. Creo que después de esta afirmación te mereces un puesto, por lo menos, de vocal en el “nuevo” CGPJ. Una vez más se repite aquello de todos al suelo que vienen los míos.
En la “Mentira simple”, Revel decía que la ideología y la mala fe son soluciones complejas, costosas en energía, en tiempo y hasta en inteligencia. Su empleo no se justifica más que en caso de fracaso de la mentira pura. Ese fracaso, además, es mucho menos frecuente de los que insinúan los adeptos de las sutilezas superfluas; ninguna mentira podría imponerse, de manera duradera, en las ciencias exactas. Pueden engañar algún tiempo a la comunidad científica (por ejemplo, “investigadores impacientes”), pero dependen en última instancia de sicopatología. La mentira simple, voluntaria, conscientemente empleada como medio de acción, es una práctica corriente en la esfera política, ya emane de los Estados, de los partidos, de los sindicatos, de las administraciones públicas o de otros centros de poder. La profanación de las palabras es uno de los recursos habituales, se llama una realidad con una expresión que quiere decir otra cosa, y el oyente o el lector inadvertido acepta la falsedad sin darse cuenta; o por cuestiones ideológicas, trata de no darse cuenta. Los persas de Herodoto pensaban que todo el mundo se equivoca menos ellos.
En un magnifico artículo de Julián Marías, otro de mis grandes maestros, que lo titulaba “La verdad os hará libres”, afirmaba que si cada mentira tuviera la respuesta fácil y elemental de su confrontación con los hechos, quedaría inmediatamente desvirtuada, sería inoperante y nada peligrosa. Pero no se hace sino muy excepcionalmente. Cada día en los períodicos, en los coloquios,... se pueden contar mentiras evidentes, flagrantes, a las cuales no se pone coto ni rectificación. El problema es que las mentiras se pueden ir acumulando. Y ocurre que la mentira es fácil de descubrir y mostrar, basta con enfrentarla con la verdad, con decir lo que ha ocurrido y ocurre, con ver la tergiversación o la ocultación de la realidad. Hay personas que cuando abren la boca – salvo para ingerir alimentos – mienten sistemáticamente.
Agustín Villanueva
Profesor de Economía Aplicada de la UMH
2015 / 02 / 17
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