¿QUE FALLAN EN NUESTRAS ESCUELAS?
QUÉ FALLAN EN NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO:
LIBERTAD DE ENSEÑANZA
EDITORIAL DE “COLOQUIOS EN LIBERTAD”
esRadio ELCHE
Adam Smith, exponía hace siglos: Cuando las lecciones merecen verdaderamente ser escuchadas, nunca se necesita recurrir a la fuerza para que acudan a ellas. Sin duda se requiere hasta cierto punto emplear la fuerza y la coerción para obligar a los niños a asistir a las clase en que se les enseña lo que se cree necesario que aprendan en el primer período de su vida; pero después cumplidos los doce o trece años de edad, no son necesarias ni violencia ni coacciones para llevar adelante una cualquiera de su educación. Es preciso hacer notar que aquellas ramas de la educación para las que no existe ninguna institución pública, son generalmente las que mejor atendidas están.
Una sociedad que anteponga a la libertad la igualdad acabará sin una ni otra. El uso de la fuerza para logran la igualdad destruirá la libertad, y la fuerza, introducida con buenas intenciones, acabará en manos de personas que la emplearán en pro de sus propios intereses. Una sociedad que ponga en primer lugar la libertad acabará teniendo mayor libertad y mayor igualdad. Una sociedad libre desata las energías y capacidades de las personas en busca de sus propios objetivos. Libertad significa diversidad, pero también movilidad
Siempre nos hemos enorgullecido, y con buenos motivos, del amplio acceso a la enseñanza para todos y del papel que ha tenido esa enseñanza en el fomento de la asimilación de los recién llegados a nuestra sociedad, evitando la fragmentación y la dispersión, y capacitando a personas de diferentes medios culturales y religiosos para vivir juntas en armonía. Desgraciadamente, en los últimos años nuestro historial educativo ha perdido lastre. Los padres se quejan de la calidad descendente de la enseñanza que reciben sus hijos. Los profesores se lamentan de que la atmósfera en que se les pide que enseñen, frecuentemente no favorece el aprendizaje. Los contribuyentes se duelen del aumento de los costes. La absorción estatal redujo la calidad y variedad de la instrucción. La enseñanza la definió Walter Lippamnn como el mal de una sociedad sobre gobernada. No hay límites a la capacidad humana para gobernar a los demás y, en consecuencia, el Estado no debe imponer limitaciones.
No toda “enseñanza” es “educación” ni toda “educación” es “enseñanza”. Muchas personas que han recibido enseñanza superior son ignorantes y mucha gente de “educación” superior no han recibido enseñanza. El papel creciente desempeñado por el Estado en la financiación y administración de la enseñanza ha llevado no sólo a una enorme pérdida del dinero de los contribuyente, sino también a un sistema educativo mucho peor que el que podría haberse desarrollado de haber seguido teniendo un papel más importante la cooperación voluntaria.
La amenaza más grande a la libertad humana reside en la concentración de poder sea en manos del Estado o de cualquier otra persona o entidad. Nos debemos convencer de que conceder poder, siempre que sea para unos objeticos buenos, no es arriesgado. Sin embargo cada día reconocemos los peligros de una sociedad demasiado gobernada, entendemos ya que unos medios equivocados pueden desnaturalizar unos buenos objetivos, que la confianza en la libertad de los individuos para que controlen sus propias vidas de acuerdo con sus propios valores constituye el camino más seguro para alcanzar todo el potencial de una gran sociedad. Lo que distingue al hombre del resto de la naturaleza, como decía J.S.Mill, no es ni su pensamiento racional ni su dominio sobre la naturaleza, sino la libertad de escoger y de experimentar. Nos hemos acostumbrado a una presencia del sector público en las aulas – incluso en las aulas privadas- que consideraríamos intolerable en otro sector. La visión idílica de las intervenciones estatales no es admisible. Los ciudadanos que aportan los fondos para la gratuidad de la enseñanza, se les priva de la posibilidad práctica de decidir sobre el uso de esos fondos. El que paga manda, pero no si paga el fisco, y lo importante es que el que paga administre su dinero. Y eso es el “cheque escolar”. Se trata de trasladar el poder de los productores (la burocracia educativa) a los consumidores (los padres). Si tanto aterra el cheque escolar ¿por qué no miran lo que ha ocurrido en Suecia?
El sistema educativo español es un auténtico desastre, y lo malo es que cada vez es peor. Una muestra es el sentir de los profesores de la Universidad, y que se manifiesten, en el buen sentido de la palabra, de cómo llegan los alumnos. Verdaderamente los alumnos no tienen culpa de nada, es el sistema educativo. La enseñanza no es una fábrica de “churros”. El hecho de que los estados modernos han concedido un relevante papel a la educación como medio de integración cultural y de desarrollo político, económico y social, por lo que no es de extrañar que hayan querido controlarla. De los monarcas llamados absolutos del pasado han heredado los gobernantes modernos la misma obsesión (o en realidad una mayor) por ejercer una potestas moral o espiritual sobre sus súbditos, ahora rebautizados como ciudadanos.
Agustín Villanueva
Director de “Coloquios en Libertad”
2013 / 02 / 26
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Esther Toranzo -