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Agustín Villanueva

SOCIALIZAR LAS MENTES

En relación con la verdad objetiva de conciencia encuentra su justificación como condición necesaria para la búsqueda de la verdad digna del hombre y para la adhesión a la misma cuando ha sido adecuadamente conocida. Esto implica a su vez que todos deben respetar la conciencia de cada uno y no tratar de imponer a nadie la propia verdad respetando el derecho de procesarla, y sin despreciar por ello a quien piensa de modo diverso. La verdad no se impone sino en virtud de sí misma. Sólo con el cristianismo se separa la Iglesia del Estado, y esa fue su crucial a portación a la idea de la libertad y la razón por lo que la historia de la libertad es en gran medida la historia de la religión. La verdad no debe temer la confrontación, y ni la ciencia ni la razón tienen porque ser contrarias a la fe. Todo lo contrario, sirven a los verdaderos fines de la iglesia, una iglesia que debe ser autónoma e internacional. Rafael Termes indicaba que, frente a la estatalización del intelecto, la primera prioridad de la defensa de la sociedad abierta es proceder a la privatización de las mentes. Por ello es más decisivo privatizar las escuelas y las universidades que sacar al mercado un organismo autónomo o un monopolio estatal.

Los poderes públicos consideran el proceso estatalización de la enseñanza como una especie de campo de experimentación como una especie de experimentación y se resiste a devolver el protagonismo a los padres y a la sociedad civil. Jean Pierre Chevénement decía que no basta con cambiar las cabezas, hay que cambiar también lo que hay dentro de las cabezas, y eso ya es una pasada.

    En la declaración Gravissimun Cristiana se manifiesta que todos los hombres, de cualquier raza, condición social y edad, en cuanto a participante de la dignidad de la persona tiene el derecho inalienable de una educación, que corresponda al propio fin, al propio carácter, al propio carácter.  Entre todos los medios de educación, el de mayor importancia es la escuela, que, en virtud de su misión, a la vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por las pasadas generaciones, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y condición, contribuyendo a la mutua comprensión. Además, constituye como un centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios debe participar a un tiempo las familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural, civica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana. Es preciso que los padres, cuya primer e intransferible obligación y derecho es educar a los hijos, tenga absoluta libertad en la elección de las escuelas. El dicho de que el paga manda vale para todos menos para la educación, dado que los padres, verdaderos educadores, no tienen la verdadera libertad de elegir y de experimentar.

 El poder público, a quien pertenece proteger y defender la libertad de los ciudadanos, atendiendo a la justicia distributiva, debe procurar distribuir las ayudas públicas de forma que los padres puedan escoger con libertad absoluta, su propia conciencia, las escuelas para sus hijos. Hoy, más del 75% de los padres quieren religión en las escuelas para sus hijos y que la religión reciba el mismo tratamiento curricular que el resto de las asignaturas. Si nos atenemos a los derechos es evidente que si no se hace así, se estarían vulnerando los siguientes derechos: la Constitución española en su artículo 27.3 dice que los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su art. 18, dice que  toda persona tiene derecho de manifestar su religión o su creencia individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia, los padres tendrán preferente a escoger el tipo de educación que habrá darse a sus hijos. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala que los Estados se comprometen a respetar las libertades de los padres de escoger para sus hijos escuelas distintas a las creadas por las autoridades públicas. La Ley Orgánica de la Libertad Religiosa prescribe que la libertad religiosa y de culto garantizada por la Constitución comprende el derecho de toda persona a recibir e impartir enseñanza e información religiosa de toda índole.

Nuestros gobiernos quiere tolerar la enseñanza de la religión, pero negándole la índole evaluable y sin alternativa curricular. Se pretende, por parte del Estado invadir nuestras vidas, nuestras escuelas, nuestra muerte, nuestra forma de familia, o sea de la cuna a la tumba, y por ende estatalizar nuestro pensamiento.

Los ejemplos de esta pasada Navidad son múltiples, pero no nos quisieron decir que los Reyes abandonaron todo por buscar al Niño Dios, y salir de nuestras clausuras y reconocer el esplendor de la luz que ilumina nuestras vidas. Esa luz que es Cristo, es la luz con la que brilla la Iglesia. Lo que demos de tener claro, es que el carnaval de la Navidad, es que lo que están haciendo es la gran Parada del Orgullo Multicultural. Nada de lo que está ocurriendo es inocente. Pero donde están los católicos y los cristianos?

 

                                                Agustín Villanueva

                                           Profesor Doctor de la UMH

                                                2016 / 01 / 12

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