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Agustín Villanueva

LA FAMILIA EN EL ESTADO ACTUAL

                                               LA FAMILIA EN EL ESTADO ACTUAL

 

    En este cambio de régimen, de momento, que se está produciendo en nuestro país, se empieza a cuestionar absolutamente todo: familia, matrimonio (hombre y mujer), hijos, muerte digna (debe ser un concepto nuevo, creía que todas las muertes eran dignas y asistidas, las visibles y las no visibles), nacimientos (abortos triturados), lengua, país, nación, estado, etc. Bien, ya saben que los digo por costumbre. Empecemos por la familia, que es la primera estructura fundamental a favor de la ecología humana, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende, como indica la Centesimus annus, qué quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en concreto ser una persona. Se entiende aquí la familia fundada en el matrimonio, en el que el don recíproco de sí por parte del hombre y de la mujer crea un ambiente de vida en el cual el niño puede nacer y desarrollar sus potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse para afrontar su destino único e irrepetible. La familia sana hace posible la salud y el rigor de toda la comunidad civil, la familia enferma desintegra y desvertebra el conjunto de la sociedad. Donde acaba la familia comienza la soledad y la marginación. En Madrid con el lema: La familia cristiana esperanza para Europa, se reunieron alrededor de un miñón de personas con el objeto de que reine en cada vez más las familias la alegría.

    En un manifiesto final de un congreso sobre “La familia, esperanza de la sociedad” se ponía de manifiesto las condiciones para que la familia pueda existir y actuar requieren de un marco jurídico y socio-económico justo: Legislaciones familiares congruentes con su verdadera identidad, sin asimilar al matrimonio y a la familia otras realidades que no lo son; políticas fiscales verdaderamente familiares, conforme al nivel de los países más desarrollados de la UE; politicas de viviendas  decorosas para todas las familias, a precios asequibles, evitando la actual especulación; una política social de ayudas a las familias con especiales dificultades, como la viudedad, la separación conyugal, la discapacidad, ancianidad o enfermedad de alguno de los miembros, favoreciendo a las familias numerosas así como el reagrupamiento de las familias de emigrantes; una política laboral que permita a los matrimonios jóvenes afrontar el futuro con sosiego, a las mujeres ser madres y cuidar de sus hijos pequeños, a los padres dedicar tiempo a la convivencia familiar; una política sanitaria que favorezca la atención de los familiares enfermos tanto hospitalaria como a domicilio; y una política solidaria  con las familias pobres y con las personas sin familia, marginadas de nuestra sociedad.

    Otra cuestión importante es que se debe reconocer a la familia como la primera y principal escuela de humanidad: es la mejor e imprescindible transmisora de los valores, educadora de las virtudes, lugar donde se aprende a amar y guía de la verdad. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Concedamos a los padres el derecho a la libertad de elegir y a la libertad de experimentar. En un brillante discurso de David Cameron, líder del segundo partido de Inglaterra, decía que corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad amoral, donde ya nadie diga la verdad acerca de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es correcto o resulta impropio. La consecuencia es terrible: la ausencia de límites hace que nuestros hijos piensen que pueden hacer lo que les parezca ya que ningún adulto intervendrá para ponerles freno. Ni siquiera, a menudo, los propios padres. Y eso tiene que terminar. Una ola de violencia adolescente que vive el país requiere para su corrección rescatar el concepto de “cultura nacional” que aliente el ejercicio de la responsabilidad tanto personal como colectiva. El compromiso de los padres en esta tarea es muy importante ya que este cambio cultural tiene que comenzar en casa: los valores que hay que recuperar en esta sociedad rota y que nos van a permitir cimentar una sociedad más fuerte son valores que deben ser enseñados en casa, en familia.

    En un trabajo sobre “Familia y Economía” de la Fundación Acción Familiar, se expone que en la UE tendrá en 2050 unos 11 millones de personas menos, se trata de una población envejecida, con una pirámide casi invertida. El envejecimiento de la población de la UE es el resultado de cuatro tendencias demográficas que están interrelacionadas: a) El número medio de hijos por mujer esta en un 1,5, muy por debajo de la tasa de remplazamiento de 2,1 necesaria para estabilizar el tamaño de la población en ausencia de inmigración. Está previsto un aumento limitado al 1,6 de ahora al año 2030.

    b) El descenso de la fecundidad en las últimas décadas ha seguido al baby-boom de la posguerra que explica el aumento de la población actual entre 45 y 65 años. La entrada de este grupo de población en la edad de jubilación hará necesario un  mayor volumen de recursos para su financiación.

    c) Después del aumento en 8 años de la esperanza de vida en el momento del nacimiento desde 1960, ésta podría continuar creciendo 5 años más de aquí a 2050. Esto puede implicar un aumento importante del grupo de edad formado por mayores de 80 años, que pasarán muchos más años en la jubilación y probablemente generarán más gastos sanitarios.

    d) La UE acogerá nuevos flujos de inmigrantes importantes durante las próximas décadas. Según Eurostat serán alrededor de 40 millones de personas las que emigrarán a Europa hasta 2050. Es una realidad que la emigración podrá sólo en parte compensar los efectos de la débil natalidad y el aumento de la esperanza de vida de los europeos.

    La UE camina hacia un envejecimiento cada vez mayor, con una población incapaz de mantenerse y con una mayor inestabilidad familiar. La esperanza de vida ha aumentado a los largo de las últimas décadas, y una proporción cada vez mayor de europeos supera la barrera de los 70 años y lo hace durante más años.

    Como manifiesta David Cameron, nosotros como sociedad hemos sido demasiado sensible para no herir los sentimientos de los ciudadanos con objeto de evitar parecer excesivamente críticos, hemos dejado de decir lo que hay que decir. Llevamos décadas en las que se han ido paulatinamente erosionando la responsabilidad, las virtudes sociales, la autodisciplina, el respeto mutuo, las conquistas a largo a cambio de la satisfacción inmediata. Por el contrario, preferimos la neutralidad moral, no entrar en juicios de valor acerca de lo que son comportamientos adecuado o equivocados. Malo, bueno, correcto, impropio. Sin palabras que nuestro sistema político y nuestro sector público apenas se atreven utilizar.

 

 

                                                                             Agustín Villanueva

                                                                             Profesor de Análisis y Evaluación Pública UMH

                                                                                     2011 / 01 / 11

 

 

 

 

4 comentarios

Antonio Presencia -

Muchas gracias Agustín, te lo agradezco mucho. Un fuerte abrazo. Antonio


Carlos Robles -

Muy bueno Agustín, como siempre das en la diana.

Joaquin Andreu -

Estimado Agustín,


me ha llegado el ensayo, muchas gracias. Todas las aportaciones son leídas, sopesadas, consensuadas y tenidas en cuenta, no dude en seguir informándonos de lo que crea conveniente. La he leído, y desearía hacerle unas consultas. ¿El ratio de 2,1 en nacimientos, qué objetivos económicos tiene?, si muy a pesar nuestro se empieza a imitar el modelo estadounidense, abandonando el Mediterráneo, dónde algunas ciudades tienen al 80% de sus miembros solteros, ¿qué repercusiones económicas y/o de sostenibilidad producirían?, ¿cómo influye que las madres solteras sean ya el modelo de familia de mayoría absoluta en Canarias?.


En otro orden de cosas, la entrevista se supone que es a las 17:00, pero Felix me comentó que fuese antes para hablar un rato, dígame la hora a la que le interesa.


Un abrazo.


Joaquin Andréu

MANUEL J. cOCIÑA -

Como siempre, estupendo.

Un abrazo

Manuel Cociña