EL AÑO 1989
CONFERENCIA EN LAS SALESAS DE LA UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ
EL AÑO 1989: la democracia sin enemigos
En 1789 se prendió la mecha de la Revolución francesa. Por una extraña coincidencia es en 1989 cuando se prende la mecha que cierra el ciclo revolucionario puesto en marcha en París exactamente dos siglos antes. La Revolución francesa duró, como movimiento de crescendo revolucionario, desde el 9 de julio de 1789 hasta el 28 de julio de 1794, cuando la cabeza de Robespierre rodó también bajo la hoja de la guillotina. El comunismo cayó en 1989 en Europa del este: cinco años de torbellino revolucionario en el siglo XVIII, dos años de rápida descomposición dos siglos después. El símbolo de la puesta en marcha de la era de las revoluciones fue la caída de la Bastilla: fue el 14 de julio de 1789. El símbolo del fin del Estado revolucionario por antonomasia fue le caída del muro de Berlín: sucedió el 9 de noviembre de 1989. Y la disolución del comunismo nos deja frente a un vencedor: la democracia liberal.
La democracia ha vencido, y la democracia que ha vencido es la única democracia “real” que se haya realizado jamás sobre la tierra: la democracia liberal. La revolución del 89 puso fin a 57 años de dictadura: 12 de dictadura nazi y 45 de dictadura comunista. El año 1989 abrió la puerta del futuro que había permanecido cerrada, o al menos atascada durante mucho tiempo. Una nueva clase global se coló por esa puerta y desde entonces se ha convertido en el grupo que marca el paso.
El Muro se comenzó a construirse en 1961 y estuvo en pie hasta el 9 de noviembre de 1989. Pero es necesario recordar que bajo el suelo de Berlín existían otros muros igual o más inaccesibles que el que se veía en la superficie. El Muro cayó y tardó pocos años en destruirse, pero las fronteras bajo el suelo – hasta 75 puestos fronterizos de control bajo el suelo- generaron más problemas ya que no se podía utilizar maquinaria pesada para eliminarlas, había que hacerlo a mano. No fue hasta 1996 que no se eliminó el último control del subsuelo.
Entre los numerosos factores de la caída de los regímenes opresores hay que destacar es un factor decisivo que ha puesto en marcha los cambios: la violación de los derechos del trabajador. No se puede olvidar que la crisis fundamental de los sistemas que pretenden se expresión del gobierno y, lo que es más, de la dictadura del proletariado da comienzo con las grandes revueltas habidas en Polonia en nombre de la solidaridad. Son las muchedumbres de los trabajadores las que desautorizan la ideología, que pretende ser su voz; son ellas las que encuentran y como si descubrieran de nuevo expresiones y principios de doctrina social de la Iglesia, partiendo de la experiencia, vivida y difícil, del trabajo y le opresión. Mientras el marxismo consideraba que únicamente llevando hasta el extremo las contradicciones sociales era posible darles solución por medio del choque violento, en cambio las luchas que han conducido a la caída del marxismo insisten tenazmente en intentar todas las vías de la negociación, del diálogo, del testimonio de la verdad, apelando a la conciencia del adversario y tratando de despertar en éste el sentido de la común dignidad humana.
Parecía como si el orden europeo, surgido de la segunda guerra mundial y consagrado por los Acuerdos de Yalta, ya no pudiese ser alterado más que por otra guerra. Y, sin embargo, ha sido superado por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad. Esta actitud ha desarmado al adversario, ya que la violencia tiene siempre necesidad de justificarse con la mentira y de asumir, aunque sea falsamente, el aspecto de la defensa de un derecho o de respuesta a una amenaza ajena.
El segundo factor de crisis es, en verdad, la ineficiencia del sistema económico, lo cual ha de considerarse como un problema puramente técnico, sino más bien como consecuencia de la violación de los derechos humanos a la iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la economía. Es vedad que no es posible comprender al hombre considerándolo unilateralmente a partir del sector de la economía, ni es posible definirlo simplemente tomando como base su pertenencia a una clase social. Al hombre se le comprende de manera más exhaustiva si es visto en la esfera de la cultura a través de la lengua, la historia y las actitudes que asume ante los acontecimientos fundamentales de la existencia, como son nacer, amar, trabajar, morir. Donde la sociedad se organiza reduciendo de manera arbitraria o incluso eliminando el ámbito en que se ejercita legítimamente la libertad, el resultado es la desorganización y la decadencia progresiva de la vida social.
Los acontecimientos del año 1989 han tenido lugar principalmente en los países de Europa oriental y central; sin embargo, revisten importancia universal, ya que de ellos se desprenden consecuencias positivas y negativas que afectan a la entera familia humana. La primera consecuencia ha sido el encuentro entre la Iglesia y el movimiento obrero, nacido como una reacción de orden ético y concretamente cristiano contra una vasta situación de injusticia. En la crisis del marxismo brotan de nuevo las formas espontáneas de la conciencia obrera, que ponen de manifiesto una exigencia de justicia y de reconocimiento de la dignidad del trabajo, conforme a la doctrina social de la Iglesia.
La segunda consecuencia afecta a los pueblos de Europa. Hacia falta, y hace falta, un gran esfuerzo para la reconstrucción moral y económica en los países que han abandonado el comunismo. Durante mucho tiempo las relaciones económicas más elementales han sido distorsionadas y han sido zaheridas virtudes relacionadas con el sector de la economía, como la veracidad, la fiabilidad, la laboriosidad.
En los regímenes totalitarios y autoritarios se ha extremado el principio de la primacía de la fuerza sobre la razón. El hombre se ha visto obligado a sufrir una concepción de la realidad impuesta por la fuerza, y no conseguida mediante el esfuerzo de la propia razón y el ejercicio de la propia libertad. Hay que invertir los términos de ese principio y reconocer íntegramente los derechos de la conciencia humana, vinculada solamente a la verdad natural y revelada. En el reconocimiento de estos derechos consiste el fundamento primario de todo ordenamiento político auténticamente libre. Es importante reafirmar este principio por varios motivos:
a) Porque las antiguas formas de totalitarismos y de autoritarismo todavía no han sido superadas completamente y existe aún el riesgo de que recobren vigor.
b) Porque en los países desarrollados se hace a veces excesiva propaganda de los valores puramente utilitarios al provocar de manera desenfrenada los instintos y las tendencias al goce inmediato, lo cual hace difícil el reconocimiento y el respeto de la jerarquía de los verdaderos valores de la existencia humana.
c) Porque en algunos países surgen nuevas formas de fundamentalismo religioso. No es posible ningún progreso auténtico sin el respeto del derecho natural y originario a conocer la verdad y vivir según la misma.
En la caída del comunismo tenemos que referirnos a tres grandes personajes de aquella época, un trío que cambio el mundo: Wojtyla, Juan Pablo II; Thacher y Reagan. Los tres encarnaban tres grandes virtudes de fe, independencia y patriotismo que el mundo moderno parecía haber dejado atrás. Los tres sufrieron atentados terroristas. Los encararon con el mismo coraje que impregno toda su vida. Thacher lo resumió así: todos los intentos del terrorismo para destruir la democracia fracasarán. Reagan pronosticó el futuro del comunismo: mi teoría sobre la Guerra Fría es que nosotros ganaremos y ellos perderán. El Papa animó a todos a no tener miedo. Y ganaron.
El 12 de junio de 1987, al cumplirse 750 años de la fundación de la ciudad de Berlín, Ronald Reagan pronunció las siguientes palabras en la Puerta de Branderburgo: Les damos la bienvenida al cambio y a la apertura. Creemos que la libertad y la seguridad van juntas y que el avance de la libertad humana sólo puede fortalecer la causa de la paz mundial. A continuación se dirigió a Corbachov diciéndole: Si busca la paz, si busca la prosperidad para Europa oriental y para la Unión Soviética, si busca la liberalización, ¡venga a esta puerta! Señor Corbachov, ¡abra esta puerta!, ¡tire este Muro!
La diplomacia de Thacher orientada hacia Europa oriental comenzó en 1984 con su visita a Hungría; uno de los motivos de la invitación de los húngaros era demostrar el relativo éxito de la “liberalización “de la economía. Los húngaros eran conscientes de que la legitimidad de sus regímenes se derrumbaba calladamente y buscaban una legitimidad sustituta a medida que el marxismo se hacia más ridículo día a día. Su siguiente visita fue a la Unión Soviética en 1987, la visita fue un éxito absoluto. En noviembre de 1988 visitó Polonia, y se comprobó que el sistema comunista polaco había avanzado hacía la descomposición.
Juan Pablo II, en su tercer viaje a Polonia, junio de 1987, había roto el hielo y alentado el resurgimiento de Solidaridad, y la política de libertad comenzaba a retoñar nuevamente. En Gdansk ante un millón de personas, dijo que los derechos de los trabajadores no se limitaban a su trabajo, sino que tenían derecho a “tomar decisiones sobre los problemas que afectaban al conjunto de la sociedad. Y afirmó que sólo un Estado que reconoce los derechos de su pueblo tiene derecho a pedirle sacrificios. En abril de 1988 los huelguistas dejaron de trabajar en Bydgoszcz, y la huelga se extendió a toda Polonia. El 19 de enero de 1989, Solidaridad fue reconocido como sindicato independiente. Y el 12 de septiembre de 1989, Mazowiecki asumió el mando del primer Gobierno democrático de Polonia. Juan Pablo II había pedido a Dios: Deja que descienda tu espíritu y renueve el rostro de la tierra, de esta tierra.
Truman habia declarado en marzo de 1961: It must be the policy of the United Status to support free people who are resisting attempted subjugation by armed minorities or outside pressure. La política de estados Unidos debe consistir en apoyar a cualquier pueblo libre que resista a una tentativa de sometimiento debida a una minoría armada o a una presión exterior.
Los dirigentes comunistas lejos de anunciar la victoria del capitalismo liberal, la destrucción del Muro por el pueblo se interpretó y se espero como la inauguración de una Tercera Vía, ni capitalismo ni comunismo. Tenemos que recordar que el comunismo había sido siempre una ocupación por las armas: sin fusiles, no hay comunismo.
Quiero recordar que el 20 de enero de 1989, Erich Honecker, Presidente de la antigua República Democrática (¿) Alemana, se encontraba en Madrid, recibiendo el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid. Allí, frente a un auditorio todavía embebido en el marxismo, afirmaba con rotundidad: El Muro de Berlín va a durar 100 años. Verdaderamente fue un profeta, meses después el Muro fue derribado por el pueblo.
Para comprender el marxismo, hay que evitar utilizarlo. Las utopías mueren como nacen, sin causa real. La derrota filosófica del socialismo equivale a su condena a muerte, por el hecho mismo de que se trataba de una utopía, es decir, de una construcción mental que descansaba enteramente sobre una idea fija. Quitad la creencia en la idea fija, quitad el fanatismo, el sectarismo, y todo se hunde, ya que sólo subsiste lo real que, en general, se manifiesta bajo la forma de un mentís a la doctrina.
Agustin Villanueva
Profesor Honorífico de Economía Aplicada UMH
2009/10/09
1 comentario
La libertad hay que cuidarla -
Hay todavía muchos muros invisibles que evitar y otros que por desgracia dan la cara hay que derribarlos. La libertad no se nutre de dictados externos asumidos en la fácil y sumisa voluntad interna del ciudadano, que mal educado en cultura política es capáz de aceptar el estrangulamiento de su propia libertad. Empero la utopía hoy en día no es solamente idear algo totalmente nuevo prometiendo que funcionará, como una fórmula de laboratorio, la verdadera utopía hoy en día es mejorar, es volver, es apartar y es, en definitiva, defender la libertad, la mía, la suya y la del vecino como referente. No es utópico esforzarse, es lógico. Esta conferencia me la guardo, en el cajón de los tesoros.
Encantado, maestro, Agustín.
Atentamente: un ex-alumno.