DEMOCRACIA Y DEMAGOGIA
EDITORIAL “COLOQUIOS EN LIBERTAD”
POLITICA Y DEMAGOGIA
Uno de los problemas que tiene España en estos momentos es de tipo político, de la economía se sale, pero de la forma de gobernar se puede terminar en el gran desastre que tenemos en la actualidad. Los partidos hablan para ellos mismos y para las futuras elecciones. España y los ciudadanos les importamos un “carajo” Como diría Vargas Llosa, ¿Cuándo se hundió España? , cuando una serie de incompetentes juegan a gobernar.
El político es y deberá ser siempre el hombre que ante el llamado insonoro de las necesidades públicas de la ciudadanía, responderá con comprometida solidaridad ante la problemática imperante de su época y las circunstancias de su pueblo, concibiendo fórmulas ideológica, jurídicas, planes socio-económicos y tecnológicos así como urbanísticos que por medio de la administración pública le sea permitido aliviar los males de su pueblo. Gestionando la dación de leyes, normas y partidas presupuestarias que determinen la realización y consecución de los cambios necesarios en el ordenamiento social de tal manera que beneficien a las mayorías sin detrimento del derecho justo de las minorías. Muy comúnmente se confunde al político con el demagogo y a la política con la demagogia. Es también verdad que muchas veces el político tiene mucho de demagogo y el demagogo mucho de político, pero es indispensable que aprendemos a diferenciar las características de cada uno de ellos. El demagogo es y será siempre aquel que – prometiendo imposibles realizaciones y que ofreciendo reivindicaciones vengativas- despierta la conciencia pasional de las masas para hacerse al apoyo popular como medio de obtención del poder político, pero una vez ubicado en su ansiada meta, ejercerá su voluntad con despótico absolutismo, oprimiendo y atropellando el derecho tanto de las mayorías como de las minorías.
La democracia, concebida como una manera de ser contraria a las dictaduras y a las anarquías, no consiste en la mezcla de verdades y mentiras, de ideales y demagogias, de salud moral y podredumbre, de la franca convivencia social y la hipocresía de una burguesía ya momificada, de libertad y desorden, de pacifismo y violencia, de civismo ciudadano y lucha de clases; sino en el sincero respeto a la persona humana y a sus derechos, a la libertad individual y asociativa y a la vida digna. Es por tanto completa y esencialmente distinta a la libertad de expresión de la libertad de dañar o esclavizar a los demás. La primera es un derecho, la otra es un delito. Sidney Hook, Poder político y libertad personal, afirma que lo que unifica a las sociedades libres no es una ideología común o un conjunto de intereses comunes, sino un método de resolver legal y pacíficamente las pugnas de intereses.
Si se puede tener televisiones públicas, pero no con nuestro dinero. El que quiera televisiones públicas que las paguen personalmente, con emisiones públicas o con acciones, pero no como un acto de coacción a todos los ciudadanos, que sin su permiso se le mete la mano en su bolsillo para pagar deudas y déficits. No se puede tirar con balas de rey, para satisfacer al político de turno. Ejemplo de coherencia y de demagogia, Ximo Puy, periodista él, en 2012 decía: yo no voy a llorar por que se cierre canal 9. Pero hoy, noviembre 2013, dice que cuando ganemos abriremos canal 9. Bien, Ximo, pone usted los 1500 millones de pérdida o nos meterán mano en nuestros bolsillos. La mala suerte para el país, atrapado por estos políticos y por un bucle pernicioso y al que todavía le queda probar el estado de ingobernabilidad. Pronto sucederá.
Agustín Villanueva, director de Coloquios en Libertad, 2013/11/07
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