ETICA Y POLITICA
ÉTICA Y POLÍTICA
EDITORIAL COLOQUIOS EN LIBERTAD ALICANTE
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El profesor Alejandro Llano manifiesta que la ausencia de finalidad conduce a la generalizada “pérdida de sentido”; a su vez, esa carencia de sentido hace surgir un tipo de individuos calificados por el propio Weber como “especialistas sin alma, vividores sin corazón”. Hoy están por todas partes. Habitan en los entresijos de una complejidad social, que no procede sólo de la abundancia de proyectos, sino más bien de esos fenómenos de fragmentación de la sociedad, anomia de las costumbres, proliferación de los efectos perversos e implosión de las instituciones, descritos por sociólogos más recientes. Aristóteles lo vio con claridad, para él la Política se constituye como un capítulo, incluso un aspecto, de la Ética. A su vez, hay una perfecta continuidad entre ambas y la Economía. Piensa Aristóteles que la ética, la política y la economía son distintos ámbitos de la misma vida humana la relación que cada uno mantiene consigo mismo (Ética), la que mantiene con sus familiares (Economía) y son sus convecinos (Política).
En nuestro reino de España se hace necesaria una auténtica regeneración Ética de nuestra política. Se acuerdan que en 1985 se formuló, por parte del gobierno, un “Código de Buen Gobierno de los miembros del gobierno y de los altos cargos” y que empezaba así: en el momento actual, se hace necesario que los poderes público ofrezcan a los ciudadanos el compromiso que todos los altos cargos en el ejercicio de sus funciones han de cumplir no sólo las obligaciones previstas en las leyes, sino que, además, su actuación ha de inspirarse y guiarse por principios éticos y de conducta que hasta ahora no han sido plasmados expresamente en las normas, aunque sí se inducían a ellas y que conforman un código ético de buen gobierno. Por favor, caro lector, después de haber leído este Código no hagan arcadas.
¿Qué sociedad y qué política queremos? Hay una palabra que es todo nuestro ideal y que acapara todo el prestigio: la democracia. LA DEMOCRACIA ES EL IDEAL ÉTICO Y POLÍTICO. ¿Qué tipo de democracia tenemos en el reino de España? ¿Somos los ciudadanos libres que ejercitamos el derecho a discutir sobre los asuntos de nuestro país? La esencia de una democracia, a parte de la soberanía del pueblo, son criterios y valores como la igualdad, la libertad, la educación, la distribución justa de la riqueza, el respeto a la ley, la autoridad política, la alternancia en el poder, el control público de la autoridad, etc. Hoy en nuestro Reino de España tenemos una maquinaria estatal presidida por la retórica. Como manifiesta el profesor Ayllón, los gestos políticos no parecen tener otro fin que mantener la imagen pública del actor, gobernante o candidato, y suscitar la adhesión de los electores, con el fin de mantener o conquistar el poder. Pero esto, cari políticos, no convence y es muy poco serio. El verdadero político se caracteriza por buscar el interés de los demás, no su propio interés. El buen político, como les decía a mis alumnos de Políticas, es quien persigue la utilidad social, el bienestar, la justicia, la verdad y la igualdad que los ciudadanos necesitan. Pero en nuestro Reino de España, que parece la republica independiente, el mal político se ha impuesto y además es aquel que pone ante todo la preocupación por el poder, y así el poder, cari amici, se escribirá con j.
Como decía Aristóteles, el bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo, pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo a un estado entero. El Estado ha de dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a permitir que los ciudadanos sean felices. ¿Se siente usted feliz en este Reino de España y con estos políticos? Se nota, como dice la última Encíclica del Papa, un cierto abuso del adjetivo ético que, usado de manera genérica, puede abarcar también contenidos completamente distintos, hasta el punto de hacer pasar por éticas decisiones y opciones contrarias a la justicia y al verdadero bien del hombre. Es necesario no recurrir a la palabra Ética de una manera ideológicamente discriminatoria, dando a entender que no serían éticas las iniciativas no etiquetadas formalmente con esa cualificación.
Para Aristóteles, así como para Popper y Ortega, el mejor sistema político será aquel en donde los mejores gobiernen pero, como no resulta fácil saber quienes son los mejores, por lo menos pedimos, rogamos, que no nos gobiernen los más incompetentes. Ortega decía que Platón quería que gobernasen los filósofos; no pídanos tanto, reduzcamos al mínimun nuestro deseo, pidamos que no nos gobiernen analfabetos. ¡Y aún peor, señores, que los analfabetos intelectuales son los que a la vez practican el analfabetismo moral! ¿Quién debe gobernar? Se preguntaba Popper, y respondía, obviamente no quienes no saben, sino los que saben, los sabios; no la multitud, sino los mejores.
Agustin Villanueva
Profesor Honorífico de Economía Aplicada UMH
Director “Coloquios en Libertad Alicante”
2013/03/06
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